¿Hemos empezado a evaluar nuestra satisfacción vital en función de nuestro “nivel de felicidad”?


¿Qué te evoca la sensación de "estoy vivo"? ¿Qué emociones te provoca? ¿Solo te sientes vivo cuando eres feliz? ¿Es la felicidad tu meta máxima en la vida?
Últimamente, nos hemos dejado seducir por la "ilusión de la felicidad " en nombre del desarrollo personal. Con esta ilusión, en realidad queremos decir que la felicidad no se considera una emoción, sino un "objetivo" final que se nos ofrece. Porque, como seres humanos, no es realista que la "felicidad" sea la única emoción que sentimos, la única emoción que podemos sentir. La felicidad se explora desde diferentes perspectivas en muchos campos, como la filosofía, la psicología , la neurociencia y la sociología. Entonces, ¿qué es la felicidad? ¿Por qué la llamamos la "ilusión de la felicidad"?
LA FELICIDAD Y LA ILUSIÓN DE LA FELICIDAD
La felicidad generalmente se asocia con emociones "positivas" y sentirse "bien". Sin embargo, limitar la felicidad a una simple sonrisa o alcanzar la felicidad eterna con unos sencillos pasos que vemos en redes sociales es poco realista. De hecho, esta situación ejerce mucha presión sobre muchas personas. Puede generar pensamientos y creencias como: "No me siento feliz ahora mismo, así que debo tener algún problema", "Si hago esto en mi día a día, seré feliz" o "Si compro esto, seré feliz y me sentiré completo".
La vida abarca muchas situaciones y emociones, como el dolor, el miedo, la ira, el cansancio, la incertidumbre y la pérdida de sentido. La felicidad también conlleva estas emociones, situaciones, esfuerzos y significados que no son visibles en la superficie.Solo siendo conscientes de nuestras circunstancias y emociones, conociendo nuestros valores y actuando en consecuencia, podemos vivir una vida con significado, plenitud y satisfacción interior. Sin embargo, si nos fijamos la felicidad como meta, podemos olvidar el presente y fomentar una creciente sensación de vacío interior. Este vacío puede llevarnos a depender más de fuerzas externas, esperando que algo externo nos devuelva la cordura. En otras palabras, al intentar ser felices, podemos, sin darnos cuenta, hacernos infelices. Entonces, ¿cómo podemos tomar conciencia de nuestros valores y emociones y encontrarle sentido a este proceso?
Podemos empezar haciéndonos algunas preguntas:
¿Qué siento realmente ahora mismo? ¿Qué podrían querer decirme estos sentimientos? ¿Qué necesito ahora mismo? ¿Qué es lo que realmente me importa? ¿Qué me haría sentir bien incluso cuando no pasa nada? ¿Cómo sería el día que quisiera? ¿Qué contendría? ¿Qué encuentro valioso en la vida? Cuando sea viejo, al mirar atrás, ¿qué diría que me alegra haber hecho?Y podemos añadir a nuestra rutina diaria algún hábito que nos convenga:
Llevar un diario (no tiene que ser escrito, pero con pinturas, fotos, música, lo que te haga sentir más cómodo)
Llevar un diario de gratitud/Desarrollar un hábito de gratitud
Felicitarse a uno mismo, por grande o pequeño que sea, celebrar, ponerse en contacto con el cuerpo con ejercicios cortos de respiración.
Pasar tiempo contigo mismo, lejos de estímulos externos, especialmente pantallas. Pasar tiempo en la naturaleza. Solo tú puedes conocer las mejores respuestas y hábitos. A medida que tu conciencia interior se profundiza, es perfectamente natural necesitar apoyo de vez en cuando. En esos momentos, buscar el apoyo de un experto puede ser un refugio seguro que te acompañe en tu viaje de descubrimiento. No olvidemos que ni las respuestas ni los hábitos son infalibles; pueden cambiar y evolucionar según nuestras circunstancias y necesidades vitales.
ntv